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¡Salimos de pintxopote!

Son las siete de la tarde y las calles de Bilbao empiezan a llenarse de gente. Es jueves pero esto no parece suponer ningún impedimento para que miles de bilbaínos decidan sumarse a la moda del pintxopote. Son tres grandes zonas en las que la mayoría se aglutinan, desde la calle Licenciado Poza (O “Pozas”), hasta el Casco Viejo de la ciudad, pasando por la calle Ledesma, en Abando.

 

En 2003 nació en Vitoria – Gasteiz, el tan conocido “pintxo-pote”. Un plan perfecto para todos: pintxo + pote por sólo un euro. Ventajas para hosteleros y clientes que acogieron tan bien la iniciativa que en 2004 se extendía a una de las calles céntricas de la capital alavesa, donde diez locales se unieron a la iniciativa incluyendo una tapa con cada consumición. Desde entonces, esta iniciativa se ha extendido a las demás provincias del territorio vasco para terminar asentándose como “tradición” en pueblos y ciudades.

 

Salimos a la calle y nos metemos en la piel del pintxopotero. Nos movemos a Pozas, donde empieza a caldearse el ambiente mas joven del pintxopote bilbaíno. Aquí, muchos estudiantes universitarios buscan hacer su semana un poco más corta y dar la bienvenida al fin de semana un día antes. El viernes tendrán clase, pero desde la llegada del pintxopote, tienen una nueva excusa para acortar un poco la semana. 

 

Dejamos atrás Licenciado Poza y nos adentramos en la calle Ledesma, en Abando. Aquí vemos que sube la edad de las personas presentes, pero el ambiente sigue siendo excepcional: Cientos de personas charlan alegremente mientras comen y beben por el módico precio de 1 o 2 euros. 

 

Por último, decidimos terminar nuestro trayecto en el Casco Viejo, las calles donde Bilbao empezó a forjarse hace más de 700 años. Aquí encontramos el Euskaldun Batzokia donde pese a la lluvia que cae fuera, más de 20 personas acuden cada jueves a por su pintxopote 

 

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